Al generar nuevos desarrollos siempre es positivo mirar hacia atrás y entender cómo llegamos a donde estamos. Es por eso que pensé en compartir cuáles fueron los hitos de la historia de la TV y cómo fue evolucionando a lo que hoy denominamos OTT.

En el principio fue la televisión analógica, con señales abiertas, transmitidas a través “del aire”, al alcance de cualquiera que tuviera el receptor adecuado. Las primeras iniciativas de televisión por cable (a muy baja escala, a través de sistemas de circuito cerrado) se dieron hacia 1960. Hacia principios de los 80s, comenzaron las primeras transmisiones de televisión color y a partir de los 90s comenzó a popularizarse la TV satelital. Paralelamente, la TV por cable se volvió una opción masiva, al punto que, en 1993, más de la mitad de los hogares estaba suscrito a este servicio. Cada una de estas tecnologías planteó desafíos y la necesidad de recrear o ajustar los modelos de negocios de parte de los proveedores del servicio.

Sin embargo, la parte de la historia evolutiva de la televisión que nos interesa se dio cerca del cambio de milenio, con las primeras pruebas de televisión digital. Es posible que este paso de analógico a digital no representara un cambio grande para los televidentes, pero sí implicó un cambio fundamental desde lo técnico. Más allá de la optimización en el uso del espectro, con el lanzamiento de la TV digital se abarataron los costos asociados a la provisión del servicio. El hardware digital es más barato que el analógico, y el sistema digital hace mucho más simple la codificación del contenido para su posterior adaptación a los diversos formatos. Además, con este proceso no sólo fue posible transformar el contenido visualmente, sino también guardarlo en servidores y hacer caché del mismo.

Esta digitalización es la que luego permitió el VoD (video bajo demanda) dándole la posibilidad a los suscriptores de contratar paquetes de contenido, como por ejemplo el paquete de fútbol o los canales premium de películas y series, y dio la posibilidad también de realizar streaming de video en sus diferentes formatos y modalidades, lo que los proveedores de servicios llaman OTT. Este nuevo concepto “over the top” se refiere al contenido que se ofrece a través de Internet y que puede ser consumido en cualquier momento y de manera instantánea desde una gama muy amplia de dispositivos o “pantallas” fijas y móviles.

Desafíos del negocio desde la perspectiva del servicio

A pesar de la digitalización, la manera en que se entregaba el contenido había sido concebida en función de la idea de negocio de los operadores de cable y de los proveedores del contenido. El usuario tenía a disposición un menú de contenido unificado,  que una vez seleccionado debía ser remitido a los diferentes canales con un consumo secuencial (por ejemplo, para ver un determinado capítulo de serie, era frecuente que el usuario deba ponerse frente a la pantalla en un día y horario específicos).

Luego llegaría la opción de disponer del contenido por más tiempo (como la posibilidad ver el partido de fútbol después del día de la emisión original, o ver la película en día y horario posteriores a los del estreno). Esto le daba al usuario una ventana de tiempo determinado para consumir ese contenido. A pesar de todo esto, los consumidores continuaban teniendo grandes limitaciones. Para ver un contenido en especial, debían dirigirse a una plataforma o canal específico y, de manera implícita o no, validarse como suscriptor del servicio. A causa de esta necesidad de ingresar a distintos servicios, la experiencia del usuario se vería afectada.

Hemos llegado a los tiempos de ahora, en donde ese consumidor pretende ver contenido de manera fluida en múltiples pantallas, una exigencia que puede dejar a un operador fuera del negocio. En Toolbox observamos de cerca el comportamiento de los usuarios y nos propusimos solucionar esta problemática del VoD y el OTT tradicional con tecnología dedicada a mejorar la experiencia completa.

Por un lado, entendimos que el contenido tiene que estar a disposición del usuario, y no al revés. Esto tiene que ser desde el inicio, es decir, desde su login. Por eso, nos focalizamos en mejorar la experiencia de reconocimiento en distintos dispositivos y creamos Cloud Pass, una plataforma que provee autenticación y autorización, permitiendo a los abonados generar un único login (SSO) y recibir acceso a múltiples plataformas.

Pero por otro lado, tenemos en cuenta también el rol de la tecnología: estamos para hacer todo mucho más fácil, para automatizar mecanismos que permitan reducir costos y tiempos. Con todo esto en mente, desarrollamos un administrador del contenido, pensada para cada plataforma y para cada suscriptor. Una solución que nombramos Unity porque unifica la adquisición y distribución de contenido (incluso de elementos en vivo y VOD) poniendo en el centro al usuario para que su experiencia no se pierda entre las plataformas. Hace años uno no tenía en mente que después de elegir ver una película, se le recomiende ver otra que posiblemente también le guste, lejos estaba la idea de comenzar a visualizar una película en WEB, y luego ingresar a una app en otro dispositivo y que automáticamente continúe desde el mismo punto.

La gran frase “Míralo cuándo, cómo y dónde quieras” se hace realidad a través del pensamiento hacia los suscriptores, la evolución de la televisión nos ayudó a llegar a esta base, pero aún queda mucho por recorrer.

Hoy puedo decir que la pregunta correcta que debemos hacernos siempre es ¿Qué otra cosa NO imaginas?

Autor: Laura Galván, Product Specialist 

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